17 may 2014

El Carlismo catalan ante las elecciones Europeas






La ATCC del PCC ha hecho publico el siguiente comunicado:


Comunicado Europa (1)Agrupació Territorial Comarques Centrals

El próximo 25 de mayo los ciudadanos de la Unión Europea estamos llamados a las elecciones de su Parlamento. Es esta pues una buena ocasión para reflexionar sobre el despliegue del poder y las instituciones que desde Bruselas se nos imponen.

De entrada hace falta revisar como se ha sucedido en la última década el proceso de edificación de la Unión Europea con sus supuestos, agentes decisorios, resultados manifiestos y previsiones de futuro.

La Unión Europea (1993) nace tras la superación del anterior marco de intercambio económico que representaba el Mercado Común (1957). Su carta fundacional fue el Tratado de Maastricht donde se pusieron las bases para una estructura gubernativa de cariz político y económico de alcance europeo y con competencias superiores a los estados miembros. Todo esto fue mucho más allá de los acuerdos de colaboración comercial que habían caracterizado el primer Mercado y su sucesora, la Comunidad Económica Europea.
Esta naciente estructura se hizo bajo la clara directriz de Alemania y sus aliados del Benelux, en coordinación con Francia. La Gran Bretaña, fundadora del mercado anterior quedó al margen hasta 1973, con la clara intención de mantener su espacio de dominación propio en la Commonwealth y sus lazos especiales en los Estados Unidos. A partir de aquí empieza la aplicación de una planificación económica de alcance continental en que las actividades de manufactura y alta tecnología se agrupan en un núcleo central y la industria de menos calificación y los servicios quedan para la periferia meridional mediterránea y la Europa del Este postcomunista.

Esto se conseguirá progresivamente con el desmantelamiento del sector público edificado a lo largo de los años y con una política de ajustes y privatizaciones que ha convertido a los estados periféricos en simples depósitos de mano de obra barata y mercados para las manufacturas centrales. El envío provisional de los denominados "fondos de cohesión" han conseguido evitar en primera instancia el estallido social en las zonas de destrucción productiva.

En el caso español esta desamortización a gran escala de los siglos XX-XXl acabó con la siderurgia, la industria naviera, las telecomunicaciones públicas así como buena parte del sector primario, la ganadería, la pesca y la minería. Los núcleos oligárquicos del Estado español han participado activamente con las más grandes de las potencias europeas para participar de este saqueo privatizador.

Tras la terciarización de la fachada sur, llegó la hora de incorporar a este marco los países del antiguo bloque soviético, en unas condiciones de precariedad social todavía más fuertes. La aplicación de planes de ajuste preparatorios para el ingreso a la UE ha conducido a buena parte de estos pueblos a la depauperación (Rumanía o Bulgaria) o la deslocalización del Sur hacia el Este (Polonia o Chequia).

La última etapa en la concentración de poder fue la creación del Banco Central europeo independiente del control de los gobiernos estatales y de las instituciones ejecutivas europeas. Este Banco es el responsable de la emisión de la moneda única, el euro, que anula la posibilidad de diseñar estrategias económicas propias por parte de los países miembros que pudieran necesitarlo. Sus directivos provienen de la Banca francoalemana y distribuyen el euro en régimen de préstamo con interés a las diferentes bancas privadas que a su vez, prestan nuevamente estos depósitos a los gobiernos con un doble interés añadido. Un dominio usurero de las finanzas públicas absolutamente desconocido hasta la fecha.

La ofensiva de las oligarquías de Europa contra las conquistas del Estado social se ha hecho especialmente intensa y cruda a partir de la crisis financiera del año 2008 provocada por su misma voracidad.

A partir de esta fecha los fondos de la Unión Europea fruto de la exacción fiscal han servido para tapar los agujeros que las praxis especulativas del sistema bancario habían creado. El rescate de los bancos privados se ha realizado bajo las órdenes de la Comisión Europea y la supervisión del Banco Central para que los receptores del flujo monetario -las entidades financieras privadas- continuaran aportando fondos a los gobiernos y estos respondieran al pago de las deudas con sus intereses. Es decir, el dinero proveniente del trabajo productivo ha servido para compensar las pérdidas de los banqueros y permitir la continuación de su fructífero provecho. Desviación de recursos financieros que han comportado radicales recortes de créditos y cierre de empresas con la destrucción de millones de puestos de trabajo, la precarización laboral, el empobrecimiento de los pensionistas, la degradación de la salud y la enseñanza, etc. El motivo ha sido poder reunir los suficientes fondos para continuar pagando las deudas y los intereses contraídos con la Banca continental… precisamente para tapar los agujeros bancarios!. A esto lo han denominado los políticos del sistema "ganarse la confianza de los mercados".

El Tratado de Lisboa obliga a sus miembros a someterse a los dictados de la denominada Troika: la Comisión Europea, el Banco Central Europeo e incluso el FMI (Fondo Monetario Internacional conocido por su saqueo de los bienes del tercer mundo). La dictadura de usureros y multinacionales hace caer gobiernos escogidos en las urnas, impone leyes laborales y presupuestos a Parlamentos e incluso cambios constitucionales, como en el caso de las intervenciones que viven Portugal, Grecia, Chipre o Irlanda por no citar a España. La Unión Europea se ha constituido pues en una clase de presidio donde se ha perfeccionado y ejecutado una auténtica Plutocracia, sin casi interferencias, con proyección imperialista de la Unión con respecto al resto del mundo, y también con la participación activa en agresiones y sanciones a diversos países, impulsando ataques de la OTAN, apoyando intervenciones neocoloniales en África y últimamente con la promoción de un golpe de estado en Ucrania.

Se hace necesario recordar que el Parlamento europeo, que se nos permite elegir cada cinco años, tiene básicamente una función consultiva. Puede legislar y controla al ejecutivo de las comisiones. Escoge la presidencia del ejecutivo de la Unión, la Comisión europea, pero esta presidencia queda sometida a los acuerdos tomados en el Consejo Europeo que es la reunión de los jefes de Estado o Gobierno de los veintiocho estados, claramente dominado por Alemania con los apoyos subordinados del Este y la Europa meridional. En definitiva, una estructura piramidal en que los “lobbies” de poder determinan las decisiones nominales de políticos con una larga trayectoria de prácticas cooptadas.

Ante esta realidad nos preguntamos legítimamente: podemos cambiar esta Europa?. El blindaje del edificio levantado en las últimas dos décadas descarta un proceso de control ciudadano o de reforma y además descalifica como "euroescépticos" a aquellos que se opongan. Por eso se hace imprescindible cambiar radicalmente esa situación creando mecanismos y cauces por los que pueda hacerse oír y respetar no solo la democracia política, sino también la económica y social, es decir el interés general.

El Carlismo comprometido con los valores democráticos y el principio de subsidariedad no puede aceptar el dominio de una superestructura de exacción y dominio como la que hoy representa la CE consolidando y agravando el ya insoportable organigrama oligárquico del Estado español. La coordinación y solidaridad que deseamos para nuestro continente y el mundo debe nacer de las decisiones participativas de los ciudadanos y de los pueblos que lo integran. Una nueva Europa tan sólo puede fundamentarse en el trabajo equitativamente repartido y remunerado, en el respeto a la integridad de sus ciudadanos y de sus Comunidades, en la defensa del interés general, la justicia social y los valores democráticos más allá de las puras elecciones.

Hace falta cuestionar de raíz la terciarización de nuestra economía, la deuda externa, los planes de austeridad y las reformas que imponen la miseria y significan la victoria del liberalismo sobre las conquistas sociales. Contraponerse a través de nuestro voto y nuestra acción será un primer paso hacia la deconstrucción de la Unión de todos aquellos que cada vez acentúan más nuestra marginalización.

Por ello resulta hoy necesario el retorno de parte de la soberanía cedida a Bruselas. El regreso de competencias a los gobiernos estatales que permita hacer frente a los ataques sociales y construir alternativas con más garantías de éxito. Dejemos para el alcance continental la coordinación de las obras públicas que lo necesiten, la defensa del medio ambiente, la lucha contra los paraísos fiscales o contra el crimen organizado, permitiendo que sea cada Comunidad la que responsablemente analice, determine y aplique con sus recursos las soluciones que considere más adecuadas a sus problemas.


El próximo 25 de mayo los carlistas, conscientes de la escasa
incidencia del Parlamento que será escogido, aunque pretendan
convencernos de todo lo contrario, debemos llevar a la calle y a
la urna el potencial simbólico de una alternativa en la que los
ciudadanos y los Pueblos decidan su futuro a través de la autogestión
social. Animamos por lo tanto a votar propuestas de defensa de los
derechos sociales, de restitución las decisiones colectivas a niveles
más próximos a la ciudadanía, de hacer frente a las tenazas de la
deuda externa. Siendo conscientes de que la acción y la unidad
popular pueden hacernos adelantar hacia una justicia social que
son y han sido nuestra señal de identidad.

Casi dos siglos de combate en las Españas y en Europa así nos avalan.
Nuestra responsabilidad nos lo exige.


Barcelona, 15 de mayo de 2014.
Agrupació Territorial Comarques Centrals
002-02/76/263/217/103/1824/101/2513/140511

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