4 jun 2013

Un relato carlista: Cuento de Reyes (cuando los habia...)






 Recordatorio de mastuerzos

He conseguido recuperar el cuento de Reyes que escribi a primeros de este año. No tenia ni copia en papel y el anterior no se si se habra perdido. Es lo que pasa por destruir foros en plan atila de bolsillo. Hay gente intrigada en los bajos fondos por haber yo escrito que iba a compensar a mis lectores. Voy a publicar otro cuento antes de Reyes, no se lo tomen como tradicion porque me queda poco. Pero quienes olvidan el pasado, dicen que la frase es de Marx, digo yo que solo para lo que les conviene, estan fatalmente condenados a repetirlo pero si primero fue tragedia lo siguiente es el tinglado de la antigua farsa, tan frecuente hoy dia en el retablo de marionetas del Gobierno que padecemos. Probablemente desde Fernando VII nunca se habia mentido tanto y de manera tan escandalosa.Si hasta el propio Rajoy sigue de registrador y no se le sube nadie a la barba del negocio pues apaga y vamonos. Pero algunos al apagar haremos algo de ruido, al menos con la esperanza de que los jovenes sigan luchando contra esa horda de depredadores que apreciamos hoy en la realidad.

Alguno ya sabia que el tema del siguiente cuento iba a ser Cabrera, en realidad no me queda mas que confirmar unos datos de situacion y pasarlo al teclado. Y eso hare.

Y la citada compensacion a los lectores no es eso sino otra cosa. Ya lo veran.



CUENTO DE REYES

«Cuando apenas habia aprendido a leer encontre un viejo relato sobre Napoleon en que el Emperador en medio de la nieve llega a un lugar donde hay un niño...una noche de Reyes.. Creo que hasta ocurrio de verdad». (Nota del Autor).
La casa era pobre pero solida, como solian ser los caserios vascos del pasado. Unos dicen que esto paso o que fue un cuento de viejas y consejas de pueblo. Como lo supe, lo cuento. La planta baja estaba sumida en la oscuridad, solo rota por el fuego de la chimenea que era intenso por el invierno que atenazaba al pais. El lugar no esta claro. Solo que era la vispera de una batalla de nuestros antepasados, esos que hoy queremos seguir olvidando por encima de todo, sin atender que la historia si se repite suele ser farsa, como escribio alguien de la epoca. Los leños chisporroteaban anunciando una larga agonia y el calor llenaba la estancia en la que solo estaban el casero y su nieto, Gorka y Aitor. El padre, lejos por la guerra, quiza muerto. El abuelo habla despacio, esparciendo las silabas por el calor de la estancia. Sabe algo de las villas y las ciudades. Incluso en un tiempo pasado viajo algo. Pero siempre volvio al terruño y a la casa.

- Aitor. Algun dia te iras, como yo. Solo quisiera que volvieras una vez al menos, como hicimos tu padre y yo. Porque un hombre sin tierra no es nada. Y si te quitan la tierra es como si te hubieran matado. En Euskal Herria la gente es de la tierra y la tierra nos tiene y nos posee . Nos trata mal en invierno pero a la vez nos ama. Y nosotros la amamos como se ama a un padre o a una madre. Hace tiempo que no hay noticias de tu padre, esperemos que vuelva. Pero la tierra sigue aqui. Y nosotros. Nunca lo olvides. Cuando la gente viaja conoce a otros diferentes y a veces no se comprenden. Y muchos piensan que a veces seria mejor ser dueño de lo de otros. Y asi empiezan las guerras. Dicen que por los reyes pero eso solo es una parte. Algunos reyes hoy todavia significan lo nuestro, por eso lucha tu padre.

El niño esta desperezado, sentado en el suelo a los pies del abuelo, le mira interrogante.

- ¿Entonces ¿Hay reyes malos?

- Siempre los hubo, y dicen los que saben de eso que buenos pocos. Pero eso no importa. Yo he visto s la gente entusiasmarse con los uniformes y las armas y eso que llaman victoria. Y los que mandan dicen bonitas palabras y los demas les seguimos, luchamos y muchas veces...morimos por esas palabras. Asi es el ser humano, Aitor. En España hay un rey Malo no muy lejos de aqui, pero no tiene la culpa. A esa gente como a nosotros les crian asi. A el le enviaron mas alla del mar. A la tierra de Inglaterra. Pero no a aprender de la vida como a los demas. A el le enviaron a aprender a matar y a dirigir a los que matan. Lo llaman Escuela de Guerra. Ha venido, y es lo que esta haciendo. Y dice que lo hace por nosotros, por España, por Dios. Los mayores canallas de la Historia han invocado siempre esas palabras, pero no nos han preguntado a nosotros. Nadie pregunta a los carlistas ni a los pobres. Solo se les imponen las cosas.

Del fondo de la estancia surge una sombra enorme. Alguien que dormia y a quien ha despertado la conversacion. Lleva un capote militar azul. Su voz es ronca con deje extranjero. Gorka inclina la cabeza ante el el.

- ¿Creeis que ganaremos esta guerra? -pregunta el militar-

- Alguna vez, Señor, ni la primera, ni la segunda...alguna vez. Mientras estemos aqui no faltaremos a la cita. Mi hijo esta con los nuestros.

El hombre del capote se acerca al fuego a calentarse las manos. En la otra esquina de la estancia esta su asistente aparentemente dormido pero no le llama. Sabe que al dia siguiente ambos necesitaran sus fuerzas para la batalla proxima. Los liberales como siempre tienen mas artilleria y es una gran desventaja. O quiza no combatan y se desplacen buscando mejores posiciones. El hombre echa la cabeza atras.

- Hoy es noche de Reyes ¿Verdad?

- Verdad, Señor.

- Aitor, os he estado escuchando. Esta noche aunque sea aniversario de los Reyes, yo diria que no vendran. Quiero darte algo para que te acuerdes de un Rey, quiza uno de los ultimos que veas en tu vida. - busca en el capote y saca un reloj de bolsillo ricamente decorado- Aitor, este reloj es para que marques el tiempo de tu vida, no la desperdicies. Tanto si te vas de la tierra como si te quedas.

Aitor toma el reloj entusiasmado y se acerca al fuego para examinarlo mejor, pocas veces podra enseñarselo a alguien pues le acusarian de haberlo robado. Lo shijos de los caseros no tienen relojes asi. Mientras, el que fuera llamado caballero de los reyes y rey de los caballeros vuelve a su rincon como buscando otra cosa. Sale al poco de la oscuridad y se acerca a Gorka. En su mano hay una pistola pequeña.

- Gorka. Al niño le he regalado un reloj. A ti te quiero dar otra cosa en recuerdo de esta noche. No te la doy para que mates. Te la doy para que te defiendas cuando yo no este aqui. Cuando te digan que la justicia es un papel bonito pero que no puede aplicarse. Cuando te cuenten lo bonitas que son las libertades y los monumentos a los heroes y tu te preguntes que donde estan las tuyas concretas, esas que dicen que son reaccionarias pero que necesitas para vivir. Entonces. Cuando te ataquen, defiendete a ti y a los tuyos. En realidad, esa es nuestra Causa y no otra.

- Gracias, Señor, no lo olvidare.

El fuego sigue chisporroteando frente a los dos hombres silenciosos en una noche que quiza nunca paso. La guerra en cambio si. Una y muchas veces mas. Quiza Gorka cayo pronto. Y su hijo. Y su nieto. Y ya solo les recuerda la tierra comprada o robada por los mismos sobre los que les previno el Rey. Y quiza haya una esperanza en alguna parte. No de la vuelta del Rey, sino de que la tierra vuelva a sus dueños, los que la aman, en Euskal Herria.

Donde todos son libres.

Caradeplata

(recopilacion de 2012)

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