22 sept 2015

De Charenton a la Moncloa

DE CHARENTON A LA MONCLOA


Uno ha estado leyendo el libro del argentino “El teatro de las histéricas y de como Charcot descubre, entre otras cosas, que también había histéricos” y se ha quedado muy preocupado. El texto del Fondo de Cultura Económica es muy recomendable ¿Cuando reconoceremos suficientemente en España el esfuerzo intelectual en México de los exiliados republicanos? Aquí seguimos con las cunetas sin querer admitir la historia amarga del siglo anterior.

Hace ya muchos años (1968) que Marsillach estrenó en Madrid la obra de Peter Weiss “La Persecución y asesinato de Jean-Paul Marat representada por el grupo teatral de la casa de salud mental de Charenton bajo la dirección del Marqués de Sade”. Al decretar Franco el estado de excepción el autor prohibió su representación y Fraga afirmo que mientras el defendiera la bandera roja y gualda Weiss nunca volvería a representarse en España...

Charcot se enfrento al método de tratamiento de locos por el teatro propugnado por algunos médicos y parece a la luz de la experiencia que en general no sirve sino para agravar el estado de la mente de los afectados. Lease el texto citado.

El tema daría para mucho pero es que a uno le sugiere que la Moncloa hace mucho que se convirtió en una casa de salud mental, recuerden el famoso ficus que escuchaba todo, seguro que miembro del CNI, el no menos famoso síndrome que acecha entre sus paredes a los presidentes, convirtiéndoles en remedos hamletianos de duda nacional y enrocamiento, de roca, constitucional del Papel Sagrado. A Sade lo llamaron “divino” por su fervor el romper cualquier convención social o religiosa, hasta es posible que inventara algún mandamiento cristiano mas para poder vulnerarlo. En fin, lo que hay que reconocer es que la tropa de enanos, bufones, damas de alto decreto y mentirosos ridículos está pidiendo a gritos un Moliére que les refleje, porque a Weiss ya lo etiquetaron de marxista los de la España Una y Eterna y así sigue, aunque por cierto no le llamaron populista, a Fernando Arrabal si que le llamaban enano desde los despachos de Fraga.

Y como Marat y su final no son tema afín con el Popular Party hay que preguntarse como, bajo la batuta del Marques de la Plasma, que clase de obra se va a representar y si al final los locos que dirige no van a quemar el Palacio transmutándose en revolucionarios de invierno, donde una Soraya arengando al pueblo contra Cospedal seria de agradecer,  pero a condición de que el Palacio se hunda entre llamas al estilo de la Casa Usher de tan buen recuerdo de Allan Poe y sus horrores. No mereceríamos menos los españoles por nuestra situación.

¿Que promesa electoral no ha violado nuestro Sade popular en estos años de plomo de tubería y paro repartido como si fuera pan?

El final de la función se avecina, Carlota Corday no se ha puesto las gafas en esta versión del 2.015 y en lugar de acercarse a la bañera de Marat se aproxima al director de la obra. Quien sea la actriz que la represente pongan ustedes entre Castilla la Mancha y Valladolid. El final es irrepetible por la imposibilidad de clonación del Presidente, quien sin embargo no dice nada, siguiendo su costumbre, al ser apuñalado.

Baja el telón, se incendian las bambalinas y el patio de butacas. Como homenaje a Camus se oye una voz lejana saliendo de la concha del apuntador: “A la Historia, Mariano”. La estética del absurdo sigue actual en algunos partidos. Homérico.




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