Discursos
de Jesús María Aragón, Secretario General Federal del Partido Carlista y
Javier Vecilla representante del Partido Carlista de Aragón
Buenos días compañeros/as, eguerdi on, bon día, bos días, bonos díes:
El año pasado, el día de Montejurra
estuvo centrado en el recuerdo del 40 aniversario de los asesinatos de
Ricardo y de Aniano como resultado del ataque del Fascismo al Pueblo, a
la gente común, a los carlistas que aquí estaban para celebrar una
fiesta, preludio de una vida social, política, y económica, basada en la
libertad, en el respeto al vecino, y en la participación en la forma de
organización de la misma, y que habían venido con sus manos para ayudar
en lo que hiciera falta, con su boca para dialogar respetuosamente, con
su cerebro para pensar, y…con algún que otro palo como apoyo a sus
piernas en la subida al monte…y a los que hubo que buscarles alguna otra
utilidad para defenderse del ataque asesino. Otros, no carlistas,
vinieron con armas de matar, las utilizaron, y mataron: los terroristas.
Este año también tenemos aniversarios
para celebrar: por ejemplo, el 60 aniversario de la presentación en
Montejurra del Príncipe Don Carlos Hugo, compañero y líder en el
Partido. También conmemoramos el 40 aniversario de la muerte del
compañero Rey Don Javier, que vino con nosotros a Javier porque el
Gobierno español del momento nos impidió celebrar la fiesta en su
espacio natural, aquí, en Montejurra, y nos fuimos a Javier a celebrar
la fiesta imparable bajo la atosigante amenaza de las metralletas de la
Guardia Civil, y alguna que otra ametralladora, como el año anterior en
la cumbre del Montejurra. Don Javier, un hombre que se opuso al Decreto
de Unificación de Franco, aquel abril de 1937 (hace 80 años), y a su
pesadilla de Régimen totalitario de Partido único, al estilo del
Fascismo de Mussolini en Italia, y que por eso Franco lo expulsó de
España. Don Javier, un Regente de las Españas, entonces, que en el
invierno de 1937 juró los Fueros en Gernika (hace 80 años), dijera lo
que dijese el militar Franco. Don Javier, una persona que fue detenida
por la Gestapo, la policía nazi por apoyar, activamente, a la
Resistencia francesa contra el nazismo, en Francia. Don Javier, un
carlista del que Franco, cuando los nazis le preguntaron a ver si tenía
algún interés especial en que Don Javier saliese vivo del campo de
concentración de Dachau, les contestó que no, que era un francés y que
hiciesen con él lo que quisieran. Salió vivo de Dachau gracias a la
ayuda de sus compañeros de cautiverio.
Son verdades históricas documentadas que
hacen inútiles y mentirosos todos los intentos de hacer aparecer juntos
el Fascismo y el Carlismo, pero aún hay gente que ni sabe ni quiere
saber, y que prefiere la Historia escrita por el dictador Franco, la
Historia de España escrita por el Fascismo. Nosotros, los carlistas, no.
Es lo que nos ha ocurrido este primer trimestre del año, aquí en
Navarra, en un cruce de escritos en algunos Medios de Comunicación, y en
Internet, a cuenta del Museo del Carlismo en Estella/Lizarra.
Estas parcialidades históricas, unidas a
otras nos ayudan a acercarnos a la verdad histórica, siquiera sea
aproximada, del personaje, Don Javier, y de la organización de la que
era líder indiscutido, el Carlismo, superadora de los prejuicios, de las
filias y fobias, de las obsesiones particulares, y de la pereza
intelectual.
En un Partido político con 184 años de
vida y de cultura política, es normal que todos los años haya
aniversarios de hechos significativos en su historia interna.
Supongo que otras organizaciones también tendrán sus aniversarios que conmemorar, unos serán felices, y otros no tanto.
También se cumple un año en que aquí
mismo pedimos la desclasificación de los informes oficiales que hubiese
en las instituciones oficiales sobre el ataque, asesinatos y heridos en
el Montejurra´76, que el Parlamento navarro hizo suya, y que a finales
de marzo pasado, en el Parlamento español, la diputada de EH Bildu,
Marian Beitialarrangoitia expresó verbalmente, y la respuesta que le
dieron es que los papeles “clasificados” son secretos y que la
desclasificación es competencia del Consejo de ministros. Una respuesta
que yo no entiendo porque no se responde a lo que se pregunta. Como si
les dices: ¿a dónde vas?, y te contestan, “manzanas traigo”. ¡Pregunta
más clara y fácil de responder…!. ¡Ni que la respuesta dependiese de un
Gobierno extranjero y hubiese que nombrar una comisión rogatoria!.
Otro de los asuntos que nos afectan,
quieras que no, está relacionado con uno que, a veces, da la impresión
de que había algún interés, oculto, en que se prolongase: me refiero a
ETA, que decidió dejar de robar, de extorsionar, de secuestrar, y de
matar, hace 5 años y medio, a su manera, y a su manera también ha
entregado material de guerra el 8 de abril pasado. Nos alegramos de que
unas 3 toneladas de explosivos, miles de detonadores y algo más de 100
armas de pegar tiros, estén ya neutralizadas. Es un pasito en la
dirección correcta, porque la paz auténtica se consigue en la práctica
diaria; ya lo dijo Ghandi:”no hay camino hacia la paz; la paz es el
camino”. Es la forma diaria de relacionarnos con las otras personas y
con el medio ambiente en el que estamos inmersos la que contribuirá a
dignificar la vida. La violencia, la guerra como su expresión más
manifiesta, sólo produce daños directos y colaterales, todos negativos
para la dignidad de la persona y para la convivencia social; lo hemos
visto aquí y también a nivel internacional. Los carlistas sabemos de
esos daños porque entre nuestros predecesores hubo muertos, heridos,
ruinas, despojos, exiliados a la fuerza, y esto inclina nuestro punto de
vista hacia la piedad hacia las víctimas de cualquier tipo de
violencia. Por eso rechazamos los discursos del odio y la retórica del
miedo y apoyamos las movilizaciones para presionar a los Gobiernos para
que respeten y defiendan los Derechos Humanos de todas las personas y
cumplan con la legalidad internacional que les obliga ya que no lo hacen
por el elemental deber de humanidad, porque estamos contra la
injusticia y la represión.
A ver si otros toman ejemplo y dejan de
robar de los dineros públicos de los que cumplimos con nuestras
obligaciones contributivas para el mantenimiento y mejora de las
infraestructuras y de los servicios públicos, necesarios para el
correcto funcionamiento de la sociedad.
Porque nos hablan de que la recuperación
económica es un hecho, de que España lidera el crecimiento
macroeconómico en Europa, y demás, PERO, siempre hay un “pero”, y éste
es muy grande, aún no se trabaja el mismo número de horas cotizantes en
el 2008, aún hay 3.000 puestos de trabajo fijos indefinidos menos que en
2011 cuando el PP ganó las elecciones generales; aquellos 62.000
millones de € de la hucha de la Seguridad Social han desaparecido, y los
salarios han caído a su nivel más bajo de los últimos 50 años, según
dice el Fondo Monetario Internacional, y, en sus propias palabras, “el
comercio está dejando atrás a demasiados individuos y comunidades”; por
eso advierte al Gobierno de que tendrá que implementar ayudas sociales
paliativas. El peso de las rentas del trabajo en el Producto Interior
Bruto es menor cada año que pasa; entre 2010 y 2015 el porcentaje del
PIB destinado a rentas salariales ha caído en torno al 5%, y se halla en
torno al 45% del PIB. Esto quiere decir que ese dinero, unos 5.000
millones de €, a nivel estatal, es un dinero que los trabajadores hemos
dejado de percibir y que no podemos emplear para cubrir nuestras
necesidades básicas (y algún que otro caprichillo); es un dinero que no
cotiza a la Seguridad Social; es un dinero que no paga el IVA; es un
dinero que acaba en un paraíso fiscal extranjero; es un dinero producido
aquí, pero que no rinde aquí porque está “allí”. Esto influye, a la
baja, en el nivel de ingresos del Estado. O sea, que nos hemos tenido
que acostumbrar a vivir con menos; nos han empobrecido y obligado a
vivir en una crisis permanente, porque esta huída hacia adelante del
Capitalismo no construye un futuro sólido; la juventud no puede contar
con unos ingresos estables y duraderos, y por eso se dedica a vivir al
día porque las condiciones que nos impone el Capital nos hace agachar la
cabeza y sólo puede ver el suelo; no puede ver un horizonte atractivo.
Otro dato preocupante es el porcentaje de población en riesgo de
exclusión social, por pobreza, un 28%, porque los ingresos de esa
persona, o familia, no le alcanzan a cubrir sus gastos ordinarios. Por
no hablar de la diferencia de salario entre los sexos, desfavorable para
las mujeres. Tal vez aquí esté el punto débil, insospechado, que sea el
inicio del derrumbe del actual estado de cosas, y el inicio del cambio
verdadero. ¡Ojalá!
Este es el modo de actuación política en
el que se mueve el Liberalismo: el caos, aumentar el caos en todos los
ámbitos, ya sea en la economía y en el trabajo mediante lo que llaman
“desregulación, liberalización, externalización….”, en la educación, en
la sanidad, en la convivencia ciudadana, en el modo de participación en
los asuntos públicos mediante el ejercicio de las libertades de
información veraz, de expresión, reunión y manifestación…; se trata de
aumentar el caos para que salgan adelante los más fuertes, ellos; o sea,
la ley de la selva.
El Partido Carlista luchó contra esta
imposición de la Ley de la selva en la convivencia social, y sigue en
ello; queremos una sociedad más equilibrada, basada en el respeto al
vecino, en la que las libertades de información
veraz, de expresión, reunión y
manifestación, públicas, sean algo obvio, en la que el acceso a la
educación, a la sanidad, a la satisfacción de las necesidades básicas,
no dependa de los bienes de fortuna, en la que el trabajo no esté basado
en la desigualdad jerárquica según sean los medios de fortuna, sino en
la cooperación en sus diferentes formas: autónomos, cooperativas,
cogestión.., y otras, con la mira puesta en la Autogestión, en todos los
ámbitos de la vida social. Habrá que empezar poniendo orden en este
caos social inducido por el Liberalismo; para ello tenemos que hacer
visible ante la sociedad nuestras propuestas y participar en todas las
iniciativas, sea el grupo social que sea el que las proponga, que vayan
en ese sentido, aunque al principio no nos parezcan sino parches.
Pasado mañana se celebra el “Día de
Europa”, y Europa está como está; nosotros somos Europa y no nos gusta
cómo está, ni su forma de organización política y territorial, ni su
sistema económico, y tenemos que hacer lo mismo que en España: poner
orden en el caos, para que los poderosos económicamente, las empresas
transnacionales no nos esclavicen, sino que estén al servicio de los
trabajadores europeos, al servicio de las necesidades de la sociedad.
Por eso nos afecta el Brexit, aunque tengo la sospecha de que el nuevo
Gobierno que salga de las elecciones anticipadas, gestionará el asunto
de manera diferente a como nos quiere hacer ver hoy la señora Theresa
May, la premier británica. Y aunque el Presidente que hoy eligen en
Francia no favorezca, precisamente, la Europa de los Pueblos ni la
economía social y colaborativa, la otra alternativa, seguir los pasos de
Gran Bretaña, tendría para nosotros unos costes sociales mayores
durante unos años, aunque si la gente, conscientemente, se muestra
dispuesta a arrostrar el riesgo, habría que hacerlo porque la dignidad
de la persona es preferible al dominio económico, político, y social por
parte de una minoría que acapara lo que la mayoría necesitamos para
satisfacer nuestras necesidades básicas, y caminar hacia la Justicia
Social.
No podemos permitir que sea el miedo que
los poderosos nos quieren meter en el cuerpo, el que dirija nuestra
vida; hay que vivir con soltura y elegancia, con dignidad.
Muchas gracias, compañeras/os. ¡VIVA EL PARTIDO CARLISTA!
Montejurra, 7 de mayo de 2017
Jesús Mª Aragón Samanes
Discurso de Javier Vecilla
Buenos días, compañeros y compañeras
amigos carlistas, un año más estamos hoy en el Montejurra, en este monte
santo donde tenemos una cita todos los años con nuestra historia, con
nuestro pasado, y con el recuerdo siempre presente y emocionado hacia
quienes perdieron aquí su vida a lo largo de la historia, la última vez
hace 41 años. Estamos ante una fiesta tradicional, en la que tantos
hombres y mujeres en definitiva el pueblo carlista nos han acompañado
con su presencia, y aquí han estado siempre leales y fieles, al carlismo
y al Partido Carlista. Gracias, a quiénes ayer, hoy y siempre habéis
estado, estáis y estaréis. Porque vuestro compromiso es la garantía de
que las ideas carlistas aún permanecen. A todos los carlistas de corazón
que todavía seguís conservado los valores del viejo carlismo, gracias.
Hoy vivimos tiempos recios, en los que los valores de la nobleza,
lealtad, honestidad y decencia no están precisamente de moda. Parecería
casi una irresponsabilidad no implicarse ahora ante todo lo que está
pasando. Porque la política es el espacio público desde el que se
transforma la sociedad, desde el que se crea aquel mundo ideal que
deseamos, y que queremos que sea posible. Estamos en un tiempo en el que
es más necesario que nunca una regeneración, que abra nuevos caminos y
horizontes hacia una profundización de la democracia. Y es en ese marco
donde creo que son necesarios poner en valor los ideales del viejo
carlismo, actualizados a nuestros días. El carlismo jugó un papel
histórico en los años de la transición que a día de hoy todavía no ha
sido reconocido. Fue el carlismo el primero que hablo de la cuestión
territorial, del modelo de Estado, para buscar la concordia y
convivencia, para buscar el encaje de Euskadi y Cataluña en el Estado
Español. Hoy muchos hablan de plurinacionalidad, del respeto a las
realidades nacionales, y olvidan que fue el Partido Carlista quién desde
el principio hablo del valor soberanista de lo foral. Por eso no me
resigno a pensar que el lugar en donde tiene que estar el carlismo sea
simplemente un Museo. Parece que quizá estemos escribiendo las últimas
páginas de nuestra historia, pero no la última. El carlismo, sus valores
deben ser transmitidos, deben renacer en nuevos movimientos. Y es aquí
donde me surgen las dudas, ¿!que es lo que queremos que sea el
carlismo!?, ¿un movimiento cultural, un movimiento de reivindicación
dinástica?, es evidente que la realidad se impone a los deseos, y hoy el
Partido Carlista es un proyecto político, que no tiene actividad
política. Hubo un tiempo ya lejano en el que incluso tuvo representación
parlamentaria, fue en el entonces denominado Parlamento foral de
Navarra en 1979, cuando Mariano Zufia obtuvo acta de diputado por la
circunscripción de Estella. Por eso quizá nos tendremos que preguntar
quiénes somos donde estamos, y que queremos hacer. Os ánimo a seguir
adelante, con un pensamiento crítico, con ideas propias, tratando de
tener la capacidad de influir en nuestro entorno más cercano. Creo que
todavía estamos a tiempo de unirnos, de sumar fuerza junto a otras
fuerzas de cambio, manteniendo siempre nuestros principios, para
transformar la sociedad en la que vivimos. Porque somos pocos, pero no
somos poca cosa.
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